viernes, 21 de noviembre de 2008

"CAMINO", APOLOGÍA DEL SUFRIMIENTO

La opinión de ... LEOmuñoz. "Camino" es la última película de Javier Fesser y el film con el que se nos muestra la cara oculta del director de "El Milagro de P. Tinto" y "Las Aventuras de Mortadelo y Filemón". La transición de la comedia friki de 'P. Tinto' al crudo drama de 'Camino' ha sido brutal y en esta ocasión no queda ningún atisbo cómico al que agarrarse, siendo esta vez la que más se echa en falta, debido a la extrema crudeza de la historia y concretamente a algunas de las imágenes relacionadas con la enfermedad de Camino. Es este el error que comete Javier Fesser, ¿es necesario en esta, tan triste historia, meter más el dedo en la yaga mostrando a cámara los entresijos de tales operaciones a una niña?. Quizás con ello busque el recurso fácil para el inevitable lagrimeo que nos espera. Esta circunstancia junto con otra de las escenas, que no voy a desvelar para aquellos que no hayan visto el film, parecen salidas un poco de tono. ¿El resultado final en el espectador hubiese sido el mismo prescindiendo de la carnaza?. Si no analizamos en profundidad el film, "Camino" es a simple vista y este 2008 cinematográfico una de las pocas creaciones españolas que van a destacar por encima de lo filmado durante el año. Lo tiene todo para arrastrar en masa a los espectadores a una sala: basada en hechos reales y protagonizada por una niña en proceso de beatificación, drama doloroso con enfermedad terminal, la elección de un niño como protagonista casi nunca falla y polémica a la vista con tema religioso de por medio. Pero aún así sigo pensando que quizás sea muy fácil llegar al espectador narrando un film en el que el protagonista absoluto es la muerte final de una niña.

Ya tuvimos la oportunidad de asistir al calvario dramático que nos preparó Alejandro Amenabar con la historia de Ramón Sampedro y, salvando las distancias, en "Camino" encontramos similitudes esenciales en el tratamiento de la muerte en personajes terminales. Los dos films comparten la manera de huir del protagonista de la muerte y del sufrimiento al que están avocados creando un mundo paralelo onírico donde representar las vías de escape y/o el tormento que sufren, recurso este muy trillado ya en el cine. Paisajes marítimos de paz, arcángeles siniestros, animales mensajeros y un sin fin de recursos nos muestran repetidamente en el cine una visión poco personal e imaginativa de lo que puede ser para un individuo el próximo encuentro con la muerte.
Por otro lado todo esto que os acabo de contar puede quedar eclipsado y pasar totalmente desapercibido si nos centramos en el tipo de enfoque religioso con el que se ha tratado el film. Esta claro que la intención principal de Javier Fesser es la de mostrar al espectador esa rama dura (o extrema) del catolicismo. Como toda organización sujeta a los designios de los hombres sus intenciones están todas en un mismo saco y según sea el individuo que disponga de ellas las utiliza para someter a su antojo al prójimo o para encaminarlo y ayudarlo a ser mejor persona. Para la familia de Camino, y más concretamente para su madre, todo en la vida pasa por encomendarse al Divino y seguir los dictados que promulgan unos hombres vestidos de negro que solo pretenden ver lo que deciden que es mejor para sus fieles.
Para llegar a transmitir todo esto en un film la base principal de la que hay que disponer es una buena dirección de actores, y he aquí el total acierto del director en la elección del reparto. Desde una poderosa Nerea Camacho (Camino), motor transmisor de todas las emociones del film, hasta la contenida ira ineterna que soporta Mariano Venancio (el padre de la criatura, José). Si Nerea Camacho es el motor del film Carmen Elías es el combustible que permite que todo se ponga en marcha e incluso puedo vaticinar una nominación a los goya como Mejor Actriz de Reparto.

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